La chica que se desmayaba con los sándwiches

Cardiólogos del Hospital de Birmingham (Reino Unido) describen un extraño caso médico

Un sandwich vegetal. (Foto: Carlos Miralles)
Actualizado jueves 18/12/2008 21:07 (CET)
MARÍA VALERIO
MADRID.- La paciente llevaba años acudiendo periódicamente al hospital con los mismos síntomas. El cuadro que presentaba era siempre igual: breves episodios de mareo y malestar que a veces le hacían llegar a desmayarse y perder la conciencia. No era extraño que el problema se repitiese varias veces en la misma semana, pero no tenía convulsiones epilépticas ni ningún otro signo extraño que pudiese dar una pista sobre la causa de su problema a los médicos. Hasta que descubrieron que solía repetirse cuando comía sándwiches o bebía refrescos con gas.

La joven, de 25 años, había empezado a sufrir los misteriosos desmayos cuando tenía 15 años, aunque nadie había dado con la causa a pesar de las numerosas visitas que acumuló al hospital entre 2001 y 2007. Todos los análisis y pruebas que le hicieron eran completamente normales. Como recuerdan sus galenos en las páginas de la revista 'The Lancet', en las que relatan su caso, no fumaba, no bebía, no consumía drogas, no padecía anorexia, y su tensión y pulso eran completamente anodinos.

Una de las veces, incluso se desmayó mientras iba comiendo un sándwich y conducía su coche. Ese detalle se convirtió en la primera pista.

"Le ofrecimos un sándwich", explica Christopher Boos, del departamento de cardiología del Hospital de Birmingham (Reino Unido), donde estaba siendo tratada. Y en ese mismo momento, la chica empezó a sentir su habitual mareo cercano al desmayo, y el electrocardiograma mostró una alteración en el ritmo de sus latidos, un bloqueo denominado auriculoventricular, que detenía durante 2,5 segundos el ritmo normal de su corazón.

Los doctores diagnosticaron que la anónima joven padecía lo que se conoce como síncope deglutorio o de la deglución. Una alteración que se origina al tragar y que afecta a los reflejos vagales del esófago. El espasmo del tubo digestivo repercutía a través de impulsos nerviosos en el corazón y provocaba la bradicardia que hacía desmayarse a la joven. Este trastorno, explican en el breve relato, "puede estar asociado con problemas esofágicos, gástricos y, con menor frecuencia, del corazón o los pulmones".

En el caso de esta chica, la solución a sus problemas fue la implantación de un marcapasos capaz de resolver esa pausa en el latido que sufría su corazón al tragar. Desde entonces, aseguran, la joven se encuentra perfectamente y, "la última vez que la vimos en junio de 2008 podía comer sándwiches con total impunidad".

Su caso, aseguran, es un recordatorio de que el síncope existe, a pesar de que estos pacientes pueden pasarse años sin tener un diagnóstico correcto porque es poco conocido. "Y eso que uno de los primeros casos fue publicado en esta misma revista hace 50 años".

Conozca los detalles sobre esta nueva lesión y la opinión de los expertos

Pantalla de uno de los juegos de deportes para Wii. (Foto: El Mundo)
Actualizado lunes 26/01/2009 17:19 (CET)
MARÍA LOZANO
MADRID.- No me gusta el gimnasio, ni tampoco el deporte al aire libre en pleno invierno, así que cuando apareció la Wii y más tarde uno de sus juegos estrella la Wii-Fit vi un halo de luz en mis intenciones, que siempre quedaban en promesas incumplidas, de hacer algo de deporte.

Al principio, la gracia de la novedad de poder jugar al tenis, al golf o al béisbol sin salir de casa me convirtió en una más que aficionada del conocido como Wii Sport. Sin embargo, pronto descubrí que la consola debería ir acompañada con un seguro médico de, por lo menos, un año de duración. Tendinitis, codo de tenista, dislocación de hombro, dolores de espalda y otros cuanto problemas físicos han sido el resultado de mi ilusión.

Da igual que juegue 30 minutos, 15, o una hora. Cuando dedico algo de mi tiempo a pelotear con la Wii, al día siguiente mi hombro y mi brazo son prácticamente miembros inservibles de un dolorido cuerpo. Lo curioso es que mi cuerpo no sólo se ejercita con la Wii, también practico deporte fuera de los muros de mi casa, y en pocas ocasiones me ha producido tantas lesiones musculares como ahora. Mi fisioterapeuta se está haciendo de oro conmigo.

Pero lo peor llegó meses después cuando Nintendo lanzó lo que en principio parecía el sueño de cualquier persona anti-gimnasio: la Wii-Fit. Una tabla con ejercicios diarios, control de peso, monitores virtuales y todo lo que se pueda imaginar. Empezamos bien durante dos semanas, un kilito perdido y pocas molestias musculares, exceptuando alguna que otra agujeta más que lógica.

Pero, el ansia por experimentar y crecer en el juego, me llevó a probar nuevos ejercicios, ¡en qué momento!. Pese a que el juego te da la opción de repetir, tantas veces como quieras, la explicación de los monitores sobre cómo realizarlo, tal vez mi ignorancia, mi bajo nivel físico o la exigencia del ejercicio me hizo pasar por una dolorosa lumbalgia que me llevó de nuevo a visitar a mi médico de cabecera.

Hay que decir, que como usuaria, hay ocasiones en las que, como se suele decir, hago un poquito el animal y me paso más de una hora dándole a los bolos o al boxeo -quién no lo haya probado que lo haga, te deja nuevo-, haciendo caso omiso a las advertencias de la videoconsola sobre los tiempos estipulados para dejar de jugar. Aún así hay otras en las que no juego más de 15 minutos y los daños musculares han hecho su aparición.

La pregunta es, ¿por qué sigo?, ¿por qué me arriesgo a sufrir más lesiones?, ¿por qué eligo seguir sufriendo? Porque pese a padecer lo que algunos expertos han denominado Wiiitis -daños físicos producidos por jugar con la consola- la Wii se ha convertido un entretenimiento necesario en muchas vidas, como la mía. No soy adicta, ni dejo de hacer otras cosas por jugar con ella, pero sí que es cierto que ha devuelto a mi vida aspectos que habían desaparecido hace tiempo, como por ejemplo el deporte, aunque mis articulaciones no estén de acuerdo.

a los Cáceres, con lo zampamos no nos ha pasado eso entoavía??

Será que no comemos muchos sandwiches (comemos mucho de otras cosas). Y con la Wii sólo el kuñao y su familia pueden opinar...